¡Bienvenidos!

LA FOTOGRAFÍA,

el arte de dibujar con la luz, es un ejercicio de observación y el resultado un golpe de suerte. Una buena foto la hace cualquier maquina; una buena serie la hacen solo los fotógrafos. Cuidado, son verídicas y sin embargo mienten. Empiezas buscando la felicidad que te da conseguir una imagen única y bella, pero cuando te metes en el ajo te das cuenta que sin proyecto fotográfico no eres nadie

Dedicado a mi MARIBEL, por su apoyo.

PROYECTO FOTOGRÁFICO: CANCER FAMILY

He jugado un poco con la muestra por facebook de cuatro fotos de este proyecto, tratando de realzarlo.
Viendo las fotos en su conjunto y en su orden cronológico, hacen una historia de amor apasionante y las fotos se convierten en extraordinarias.
Son fotos de enfermedad y muerte, pero a la vez hablan de amor y esperanza, de disfrutar y aprovechar la vida aunque tenga fecha de caducidad anunciada., de la familia y la amistad. De la muerte como parte de la vida.

Primero las fotos y después las reflexiones de su autora, Nancy Borowick



























































































Nancy Borowick
Comencé a fotografiar a mis padres porque quería pasar más tiempo con ellos y sin mi cámara no sabía cómo comportarme. La necesitaba para estar ahí pero también para tomar cierta distancia supuso aceptar menos encargos, pero ya me habían alertado de que no sabían cuánto tiempo tendría para estar con ellos: estaban muy enfermos. La cámara se convirtió en la excusa perfecta para pasar el máximo de tiempo posible a su lado y mantenerlos cerca de mí una vez se hubieran marchado.
Un buen día me di cuenta de que estaba intentando captar la esencia de quiénes eran. Hay gente que me ha dicho que había fotografiado los momentos tristes, pero para recordar a mis padres necesito mostrarlos en momentos felices y tristes. Eso dice mucho de cómo eran, cómo decidieron vivir su vida, de su fuerza y su valentía, especialmente cuando estás enfrentándote a tu propia muerte.

Al no ser doctora no podía ayudarles de esa manera, pero siendo fotógrafa podía entender mejor su historia y su experiencia, y lo que descubrí es que el cáncer no era la historia que estaban contándome. Ellos no eran la enfermedad. Hay quien me ha preguntado por qué no hay más fotografías acerca del proceso médico, pero no eran pacientes sino personas maravillosas que amaban.

Nunca tuve la intención de compartir este trabajo. No sentía la necesidad de publicarlo y que lo viese todo el mundo. Realmente era algo para mí, como un diario privado. Pero cuando se publicó por primera vez la gente comenzó a contactarnos desde todos los rincones del planeta y compartían sus historias. Así que pensé que, con tal de que pudiese ayudar a una sola persona, ya merecía la pena continuar compartiéndolo. Aunque sabía que no era la única que pasaba por aquello, me sentía bastante sola, pero saber que hay una comunidad global a mi alrededor que me apoyaba y que compartía sus historias conmigo fue muy terapéutico. No puedo imaginar cómo habría sido esta experiencia sin todo este apoyo.

Fue una situación extraordinaria porque no era solo un proyecto personal: iba sobre mi familia, que además me era muy cercana, y mis padres fueron siempre muy abiertos con nosotros. Siempre se sintieron cómodos conmigo y la cámara. Claro que era una situación distinta, pero les pregunté si debía continuar y lo aceptaron. Siempre llevaba la cámara conmigo, como puedes ver incluso hasta en el funeral. Creo que son fotografías muy cercanas porque esa es la distancia natural entre una hija y sus padres. Estoy muy contenta de haber seguido adelante con el proyecto porque cada vez que lo miro recuerdo esos momentos y esas conversaciones que ahora puedo experimentar de forma más clara. Porque durante el proceso, cuando alguien está muriendo, la percepción es más confusa.

La primera foto en concreto, es la que utilizo siempre como cabecera del proyecto, y hay un motivo para ello. Para mí se trata de una historia de amor que empecé porque ambos estaban siguiendo el tratamiento juntos. La veo hoy, que sería su 36 aniversario de boda, y me dan escalofríos: siento como si supieran que estoy hablando de ellos. Es un único fotograma que explica muy bien quiénes eran, cómo llevaban su enfermedad y cómo era su relación.

Mi madre estuvo en tratamiento durante casi 18 años cuando murió, así que se puede decir que era una paciente de cáncer profesional. Sabía cómo iba todo aquello, cómo comportarse y que no iba a durar todo el día. Leía el correo con total normalidad. En cambio para mi padre era la primera vez. No parecía el mismo: estaba allí tirado en la silla, poco participativo. Para mí esta foto representa las muchas facetas de lo que es el cáncer. Puede ser algo muy solitario, incluso aunque el amor de tu vida, la persona a la que más quieres, por quien más te preocupas y en quien más confías esté a tu lado a lo largo de todo el proceso. A través de esta fotografía se ve lo muy diferente que fue para ambos.

Creo que era la primera o segunda vez que les acompañaba a la quimioterapia, y recuerdo que estaba allí con ellos pensando en lo particular de la situación y me fijé en la simetría, en la composición, en la luz… Es difícil no darse cuenta de todas esas cosas porque es mi forma de mirar la realidad como fotógrafa. Casi no tenía espacio porque era una habitación muy pequeña, pero recuerdo que cuando saqué la cámara prácticamente fue como si no fueran mis padres. Vi la escena y dije: ‘Quiero esta foto, quiero captar todo esto en una imagen.’ Todavía hoy sigue sorprendiéndome, y eso que era yo la que estaba allí. Pero se trata de mis padres, las dos personas más importantes de mi vida, conectadas a una máquina que les estaba metiendo un veneno en el cuerpo porque se morían. Creo que es importante comenzar con esta fotografía porque va mucho más allá de la quimio: habla de dos personas que están afrontando su propia muerte de forma muy distinta. Cuenta mucho sobre la vida y el amor, sobre sus prioridades y cómo querrían pasar su tiempo si solo les quedase un mes o un año.

La gente me pregunta cómo puedo ser tan alegre con todo lo que me ha pasado, pero he pensado mucho acerca de todo lo que he tenido que vivir y me doy cuenta de que estaba muy unida a ellos. No todo el mundo tiene esa suerte. Tuve una gran infancia con ellos. Creo que todo es una cuestión de perspectiva. El padre de mi padre murió cuando él acababa de nacer y su madre cuando solo tenía 15 años, así que jamás pensó que viviría hasta los 58.

Eran personas tan maravillosas que compartir su historia con el resto del mundo y rendirles homenaje me hace feliz. Puedo hablar de ellos sin parar; han sido un regalo enorme. Pero eso no solo me ayuda a mí a entender aquello por lo que tuve que pasar: también a otras personas que están viviendo una situación semejante.

Creo que todo el mundo quiere dejar su huella en el mundo antes de desaparecer, y mis padres la dejaron en mí

No hay comentarios:

Publicar un comentario